La depresión, junto a la ansiedad, constituye uno de los trastornos de salud mental más comunes en niños y adolescentes. Muchos estudios alertan de la alta prevalencia de la depresión en la infancia y la adolescencia. Estudios realizados en centros educativos para valorar la depresión severa, señalan tasas de prevalencia en España cercanas al 4% en edades tempranas (8-12 años) y superiores (4,3%-6,5%) en la adolescencia. Las personas que sufren depresión en la infancia y adolescencia tienen muchas posibilidades de padecer depresión mayor o trastorno depresivo persistente durante la edad adulta. Además, mientras dura la depresión mayor, existe la posibilidad del suicidio. Las tasas de suicidio entre jóvenes han aumentado y actualmente el suicidio es la segunda causa de muerte entre 10-24 años. La ideación suicida varía con la edad, hallándose porcentajes de hasta el 16% en niños (6-12 años), y 13% en adolescentes (15-17 años). Por consiguiente, la depresión durante la infancia y la adolescencia es un problema de salud pública, y requiere estudios que permitan identificar variables útiles tanto para su prevención como para su intervención terapéutica. Con esta contextualización, la primera ponencia analiza el papel del temperamento en la relación predictiva entre victimización por iguales y sintomatología depresiva en la adolescencia. La segunda evalúa la presencia de sintomatología depresiva en una muestra de niños de 10-12 años, analizando su relación con inadaptación y estados emocionales. La tercera, con una muestra de participantes entre 10-16 años, se centra en conocer cómo interacciona la crianza con la depresión y la agresión y qué evolución cursa. Y en el último estudio, utilizando una muestra niños de 7-10 años, explora la prevalencia de la depresión infantil leve y severa, analizando si existen diferencias en sus conexiones con variables adaptativas (autoconcepto, habilidades sociales, resiliencia…) y clínicas (síntomas emocionales, comportamientos problemáticos, estrés infantil…).

Maite Garaigordobil Landazabal es Doctora en Psicología, Especialista en Psicología Clínica, y Catedrática de Evaluación y Diagnóstico Psicológicos en la Facultad de Psicología de la Universidad del País Vasco. Su actividad docente e investigadora gira en torno a temas relacionados con la intervención psicológica en contextos clínicos y educativos, así como con el desarrollo de instrumentos de evaluación psicológica para niños, adolescentes y adultos. De sus contribuciones a la intervención infanto-juvenil cabe destacar la creación de 6 programas basados en la evidencia, para niños-as y adolescentes que tienen como principal finalidad potenciar el desarrollo socio-emocional y prevenir la violencia: “Programas Juego”, “Programa de intervención psicológica con adolescentes” y “Cyberprogram 2.0. Un programa de intervención para prevenir y reducir el cyberbullying” (editorial Pirámide, 2003-2014). Ha construido numerosos instrumentos de evaluación, entre los más recientes: T2F. Test del Dibujo de las 2 Figuras Humanas (TEA,2009); LAEA. Listado de Adjetivos para la Evaluación del Autoconcepto” (TEA,2011); SPECI. Screening de Problemas Emocionales y de Conducta (TEA,2012); y Cyberbullying. Screening de acoso entre iguales para medir el acoso presencial (bullying) y el tecnológico (Cyberbullying) (TEA,2013). Ha dirigido numerosos proyectos de investigación. Desde 2007 coordina el Grupo Consolidado de Investigación “Evaluación Psicológica: Diseño de instrumentos, evaluación de programas de intervención y aplicaciones epidemiológicas” financiado por el Gobierno Vasco. Actualmente dirige el proyecto “Programa de prevención de la sintomatología depresiva en escolares de 8 a 9 años de edad” financiado por la Fundación Alicia Koplowitz (FP-15/62, 2015-2017). Autora de 29 libros, 60 capítulos y 150 artículos de investigación publicados en revistas de reconocido prestigio nacional e internacional, ha sido galardonada con el Primer Premio Nacional de Investigación Educativa en 1994 y en 2003 concedidos por el Ministerio de Educación y Ciencia, y en 2012 con el Premio Nicolás Seisdedos al mejor trabajo de Investigación en Evaluación Psicológica.