Catedrática de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos en la Facultad de Psicología (Universitat de Valencia). En las últimas décadas ha desempeñado diferentes cargos como Vicedecana de Practicum, Coordinadora de la Diplomatura de Logopedia, Presidenta de la Asociación Iberoamericana de Diagnóstico y Evaluación Psicológica y Vicepresidenta, Directora de su revista y formo parte de diferentes comisiones en la Universidad. La investigación se ha centrado principalmente en la infancia y adolescencia (convivencia escolar, competencias emocionales, estilos educativos, violencia escolar,..). Aunque también en población adulta (violencia de género, depresión postparto, deterioro cognitivo,..). Los objetivos se han centrado en determinar los perfiles de riesgo en las temáticas estudiadas. Las investigaciones han sido financiadas por organismos a través de convocatorias públicas, que han dado lugar a publicaciones nacionales e internacionales y participación en congresos. También ha participado en colaboraciones con otras instituciones locales, nacionales e internacionales.
El ser humano necesita vincularse afectivamente desde el nacimiento. Es a través de las relaciones con los demás, de la expresión emocional, de las conversaciones, que construimos el significado de las experiencias emocionales, esto es, que aprendemos no sólo qué y cómo nos emociona, sino a regular nuestras emociones. El desarrollo de la identidad implica la búsqueda de valores morales, por lo que el desarrollo afectivo, social y moral son inseparables y determinantes para el desarrollo de la persona en ámbitos como el cognitivo y del lenguaje. La conciencia emocional va evolucionando a lo largo del desarrollo infantil hasta la adolescencia, desde sentimientos globales y difíciles de etiquetar para el niño hasta experiencias emocionales diferenciadas y complejas. La educación emocional es escasa sin embargo nos ayuda a conocer, expresar y regular nuestras emociones y las de los demás. Las emociones forman parte de nuestras interacciones sociales, por lo que saber comprender correctamente sus señales ayudan a establecer relaciones personales adecuadas. La importancia de la educación emocional se hace extensible a toda la comunidad educativa, por ello la necesidad de elaborar programas de intervención dirigidos a profesores y alumnos. El objetivo de estos programas es tanto el desarrollo de habilidades personales en profesores y alumnos, como la mejora del clima del centro y el desarrollo de una buena convivencia. En este simposio se presentarán programas de educación emocional en infancia y adolescencia así como para profesores en el ámbito escolar.